Casi todo se puede pagar con tarjetas de crédito. Y los bancos las ofrecen como si fueran pastillas en piñata. ¿Son realmente una bendición o una maldición?
Imagina tus finanzas como una piscina marginal. Todos soñamos con una piscina llena, lista para tirarnos, pero ¿qué pasa si esa piscina tiene un hueco en la pared? Así mismo son nuestros gastos.